Con treinta tienes que estar casado, con niños, casa, amigos y trabajo estable, dicen, pero muchos hablan de cansado de buscar pareja en vez de casado, sin hijos o con abortos, sin trabajo y embargado. ¿Cuál es la oportunidad detrás? Gestión de crisis, más allá de la terapia.

Silvia es contable con contrato fijo y tiene casa propia, pero dice que lo que quiere en realidad es ser misionera en África, y que, tras la ruptura con su novio, no ve cómo puede pagar la hipoteca de la casa ella sola. Yo la ayudo a desmontar los mitos de Memorias de África y la misionera. Esa realidad no tiene un atardecer sin mosquitos, con Robert Redford lavándote el pelo mientras escuchas a Mozart. Además, le digo de hacer voluntariado y lo pone al final de una lista interminable, dándose cuenta de que en realidad no es prioritario. Con respecto a la casa, como tiene miedo de no poder pagarla sola, le propongo que alquile una habitación, pero me encuentro una oposición enorme. Me dice que no la entiendo y que le caigo mal. No pasa nada, trabajamos desde ahí, estas cosas ocurren en mi trabajo. Yo me siento muy vinculado a ella, realmente me importa su bienestar y crecimiento, lo que ella acaba sintiendo y dando mucho valor. Pasan los meses, y no solo alquila una habitación a un huésped, sino que, al compartir cocina, se hacen amigos, amantes, y pareja, dejando la habitación extra como despacho. Cumple así su necesidad más importante, la pareja, incluso si no era consciente de ello. Al pasar los años, me escribe para contarme que han sido padres. ¿Cenicienta? No, simplemente alguien que tenía miedo de salir al mundo, pero lo sostuvo, se abrió, dejó que el mundo fuera a ella, y lo abrazó con cuerpo y alma.

    Continúa la lectura en mi libro
    “Las mil y una crisis”.
    No te quitará el sueño, te dejará en paz.

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